El camino, Alasplatas

Refugiado en la soledad, como un niño que busca desesperadamente los brazos de su madre y se encuentra los de un desconocido, me paseo entre recuerdos y memorias, respiro dolores y angustias, siento besos que no existen más que mi mente y busco aunque sea tu reflejo, en cada cara que miro.

Mi conciencia me castiga a balazos hechos de nostalgia y memorias, de penas y almas, de vidas y sufridas. La primera pregunta que me vino es “¿Qué rayos hice? ” y con el enorme escudo del “no hicen nada mal, yo no me equivoqué” me siento como un héroe incomprendido, al cual no entienden su forma de amar.

Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, mi conciencia me lleva irremediablamente al pasado, a ese que creía tan seguro, y me hace caminar por un camino de equivocaciones que creía aciertos, de sufrimientos que creía olvidados y de errores que siempre me negué a ver, porque sí ¿Cómo podía yo equivocarme en el amor si lo doy todo?

Y fue tu silencio la hoz asesina que decidió no matarme de tajo, sino poco a poco, con cortes cada vez más profundos, dejando una marca en el corazón y en la mente. Y regresan a mi cada vez más poderosos recuerdos de lo que hice, en lo que me equivoqué, y no puedo evitarlo, lo espetó “¡Demonios, qué PENDEJO!”

¿Porqué no lo vi? ¿En qué estaba pensando? ¿Desde cuando puse mis necesidades e inseguridades por encima de nuestro amor? ¿Acaso soy tan estúpido? ¡Dejadme! ¡Olvidadme!…. Le grito a la angustia y a la memoria, se los imploro ¡se los suplico!. Pero ahí están, hacen caso omiso de mis súplicas, de la lástima que doy, de mi orgullo destrozado, y siguen su desastrosa labor de enseñarme con dolor.

Y entre tanto dolor, recuerdos, sinsabores, angustias, penas y deseos de beso, apareces…. no, no apareces ¡siempre estás ahí!. Eres la constante, lo inequívoco, ese olor sublime y existencia inefable que me acompañan, que quiero creer que me hostigan, pero no me puedo mentir: me gratifican, me hacen sentir vivo por más que mi corazón bombeando sangre me diga que el sigue haciendo su labor.

No me agradan los cliches, pero tengo que admitir, que cuando más negra está la noche, es que está por amanecer, o al menos eso me pasó……. o eso quiero creer. Regresaste ¿O te busqué? ¿Mi alma te llamó? ¿O es que aún hay esperanzas para este amor que se niega a morir víctima de un ataque violento de desesperanza, desilusión y sufrimiento?

Y te veías sublime, la palabra INEFABLE nunca había sido más acertada que ese día que te volví a ver. Tus ojos, sin embargo, gritaban !sufro, no lo ves! ¡sufro por ti! ¡por como eres! ¡cambia!… y finalmente, pude ver esos gritos en tus ojos. Dios, dios, dios…… no podía repetir otra palabra, porque no sabía cómo pedir perdón.

¿Destino? Tengo que confesar, que no suelo creer en él, me niego a creer que existen caminos ya pre-definidos que todos, inequívocamente, tendremos que seguir aunque no queramos. Creo en la LIBERTAD, en la libertad de decidir, de escoger, ¡de cambiar!, ¡de creer!, ¡de amar!. De amar a quien mi corazón, sin tapujos y presiones, escoja y no porque existe un camino que alguien más escogió para mi. Por eso escogo amarte.

Lo sabes: aborrezco la incertidumbre, odio no saber donde piso, a donde me dirijo. Pero hay algo nuevo en mi, algo que no conocía: cambio. La soledad, el dolor y ¿porqué no decirlo? El miedo siguen conmigo….. más no en mi. Estoy caminando un camino lleno de espinas, de recobejos y esquinas, de vueltas en u y de callejones sin salida, pero entiendo, que es el camino del cambio, un camino que nos puede llevar a un nuevo umbral, donde lo único constante, además del amor, es el cambio.

Un camino que quiero caminar a tu lado.

0 Comments:

Publicar un comentario

Todo Vale Menos escribir como EMO